Por Raúl Santana.
Hablar de la feria de la frontera sur es hablar de luz, color y sensaciones, el encuentro de los amigos, alegría en los juegos, el saludo y el abrazo. Y es que si no existiera la feria los chetumaleños nos inventaríamos unos días al año en los que se pueda vivir sin la contención del horario estricto.